Jesús, ¿adiviná qué? Estamos en Salvador de Bahía, somos dos bateristas, este es nuestro primer carnaval como profesionales. Justo antes de comenzar a tocar me agarra una especie de pánico escénico y te pregunto:
¿Cómo es que tenemos el ritmo en las venas?
JI: –Porque somos el ritmo. Escuchá… Escuchá: eso que suena acompasado no es el corazón, es la melodía que fluye desde nosotros hacia ellos.
¿Por qué decimos “tocar” un tema si en realidad estamos golpeándolo?
JI: –Nos gustan las texturas extrañas. Si no palpamos cada nota no disfrutamos de las formas breves, de los sonidos de cada golpe: cada uno es único e irrepetible.
Creo que tengo miedo de lastimar una canción, ¿alguna vez te pasó?
JI: –Sí. Cuando batimos el parche demasiado fuerte. Por eso siempre les hablo antes, nunca recurro a la violencia. Y generalmente me pasa cuando tocamos Lula Livre,
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